Sin Hogar y sin derechos
La reflexión que quiero hacer es sobre una discriminación de la que fui testigo.
1. Los hechos sucedieron en la línea de metro del ramal en la estación de ópera, en Madrid, a eso de las 15:30h del viernes 5 de abril según regresaba del trabajo.
El conductor tenía retenido el tren porque en el primer vagón un hombre con aspecto desaliñado, permanecía en en suelo, sentado, como en trance, casi meditativo, sin moverse ni responder a la sugerencia de salir del tren del conductor. El hombre no estaba molestando ni interactuando con nadie.
Cuando entré en el vagón, muy lleno ya por la espera, observé que el conductor, un señor corpulento de metro ochenta, estaba posicionado en jarras delante del hombre meditativo, custodiándolo hasta que llegaran los refuerzos que había avisado, como si de alguien muy peligroso se tratara. La salida del tren se retrasó mucho y nos fuimos hacinando cada vez más gente en los vagones, hasta que llegaron dos personas de la empresa de seguridad, no policías.
Como se estaba montando bastante revuelo con el asunto decidieron no bajarlo a la fuerza en ese momento y arrancar el tren a su ruta hacia la estación de príncipe pío. Donde ya si le forzaron a salir del tren y pude ver cómo la mujer de seguridad le regañaba y le invitó a marcharse, fuera de la estación. Me sentí bastante incómoda con el trato que le dieron y la alarma que se generó.
Da la casualidad que hace meses, en esa misma ruta de regreso a casa, pero en la línea 2, viajé en el vagón y al lado con el mismo hombre y su poco convencional forma de hacerlo.
Era invierno, con abrigo, pelo y barba largos, ausente, desaliñado, según entró en el vagón se dejo caer casi como desmayado o muy cansado en la zona entre vagones. Mucha gente lo miró sospechosamente, otra directamente mostraron su desprecio y asco.
Lo hizo justo a mi lado, y dada la situación decidí agacharme, entrar en su campo visual amablemente y preguntarle si se encontraba bien o necesitaba ayuda de algún tipo. Pensé que podría encontrarse enfermo, o simplemente muy alcoholizado, pero que igual necesitaba ayuda. No me respondió verbalmente. Me miró fijo unos segundos y luego hizo un gesto negativo con la mano, como solicitando que simplemente le dejara tranquilo. Sin violencia ni mal gesto por su parte. Así que le dejé en paz. Era una situación extraña pero no iba molestando a nadie.
Al llegar a la estación de ópera, con cierta agilidad se levantó y con un caminar que parecía errático pero sabiendo a donde iba, hizo el trasbordo al ramal, viajo en su estilo hasta príncipe pío y una vez allí se dirigió a las líneas 6 o 10 para continuar su viaje. Sin molestar ni interactuar con nadie, pero en su personal manera de adaptarse y transitar. Simplemente él, funciona así.
2. Fundamentándose en su aspecto físico, el no comportarse "adecuadamente" o llevar billete de viaje este hombre creo que recibió aporofobia y discriminación directa oculta, por parte del conductor y muchos viajeros. Esa inacción o ayuda hacia él en su derecho a viajar por parte nuestra creo que pudo ser discriminación indirecta.
La actitud y comunicación no verbal del conductor me resultaron basadas en prejucios y estereotipos, ya que asimiló al hombre como un delincuente peligroso, incluso diría que fué discriminación por error, pues basado en sus prejuicios y desconociendo la situación legal, social o médica del hombre no se puede asegurar por qué su aspecto y comportamientos eran esos. Avisó a seguridad para echarle, no al 112 para ayudarle. Quién sabe, igual no es ni yonki, ni alcoholico, sino una persona con problemas comunicativos, que ha sufrido un ictus y está así, o con una enfermedad mental, sordera, o con TEA, o nada de esto. Infinidad de factores desconocidos por los que está en situación desfavorable.
Se da discriminación porque se procura su exclusión, restricción y expulsión de un servicio público de transporte debido a su posición económica y aspecto físico, así como una carencia de equidad al exigirles moverse en transporte con billete, una aplicación de la norma de igualdad neutra que en su caso carece de equidad, pues sus circunstancias de exclusión social no son equiparables al resto de, al menos, personas asalariadas con capacidad económica para hacer frente a los gastos del bono o billetes de transporte. Lo que menoscaba su ejercicio de libertad de movimiento por la ciudad y búsqueda de recursos de subsistencia.
Y no voy a meterme en cómo fue la gestión institucional durante la pandemia de Covid-19 para este colectivo, en este artículo, una muestra..https://ctxt.es/es/20201001/Politica/33888/pobres-centros-acogida-madrid-sin-techo-pandemia-gorka-castillo-corpfin-capital.htm
En este breve test podemos detectar si tenemos algún comportamiento aporofóbico.
https://hogarsi.org/aporofobia-test/
3. La asimilación en las ciudades de que la mendicidad, pobreza, desaliño y comportamientos no convencionales son sinónimos de delincuencia ya que son personas problemáticas, que se han buscado lo que les ocurre, por pecadores o no respetar las normas establecidas y, por tanto, no merecen nuestro respeto y compasión data ya del siglo XV.
Es Claramente una doctrina de segregación social en las ciudades con la que de paso hace recaer las sospechas de inseguridad y peligro en las clases más desfavorecidas y no en las explotación de las mismas por parte de quienes ejercen abuso de privilegios económicos y legales.
De las más de 37.000 personas que están en la calle en España más de 4.000 están en Madrid, casi un 15%. La ciudad es la tercera del ranking del sinhogarismo, una situación en la que se enfrentan a una constante ausencia de derechos, no sólo de vivienda, también de salud y empleo.
Esto, igual si realmente exigimos y votamos programas basados en derechos sociales y comunitarios y no en privilegios podría reducirse.
La renta básica universal es una opción más que viable.
Priorizando el acceso universal a servicios básicos como salud, vivienda o educación podríamos generar igualdad de trato reduciendo la exclusión social, y zonas de marginación.
Un mejor control de la corrupción y abusos de poder y explotación de personas y recursos, por lógica, podría hacer una sociedad más equitativa y respetuosa. Más cuidarnos y menos explotarnos.
https://faciam.org/que-es-faciam/
https://www.accionenredmadrid.org/exclusion/
https://www.caritasmadrid.org/actualidad/comparte-tu-red-campana-de-personas-sin-hogar
https://proyectosluzcasanova.org/personas-sin-hogar/
Artículos de prensa relacionados.
De este libro he sacado la información sobre la discriminación a la mendicidad desde el siglo XV. Madrid y la Caza de brujas. Campaña por la recuperación de la memoria histórica de las mujeres acusadas de brujería. (Traficantes de sueños)
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